12 de abril de 2011

Sus infinitas páginas.

Sigue sin entender por qué siente esas pequeñas aceleraciones cuando lo ve, o la razón que explique por qué lo echa de menos. Jamás han pasado de los dos besos, de una conversación a medias y las sonrisas que se dedican inconscientemente. 
Lia recuerda el momento en que lo conoció y piensa en todo detalle, a todo le empieza a buscar "su propia lógica", intenta reafirmarse en sus hipótesis y sigue pensando en ello, aunque con más de una ilusión en mente. 
Vuelve a la ilusión, pero siempre le quedará el miedo de que todas las ilusiones se rompan. Pero para Lia en el libro de las ilusiones no hay un número definido de páginas. Ha aprendido que se puede pasar de página y empezar de nuevo. 


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